Esa es una de las preguntas más difíciles de contestar para un emprendedor que se dispone a abrir una ampliación de capital. Si eres de los que consideran que el precio tiene una influencia determinante en la demanda, tendrás que pensar muy bien la valoración de tu empresa antes de abrir una ronda de financiación. La valoración tiene el poder de atraer o ahuyentar a los inversores y puede definir el éxito o el fracaso de tu ronda.
Algunas empresas ya establecidas han desarrollado métodos para calcular la valoración de sus empresas en base a indicadores estables y predecibles. Pero la cosa cambia cuando hablamos de startups, en las que los ingresos del próximo año suelen ser una incógnita. ¿Cómo se valora, entonces, lo impredecible? Los testimonios de quienes ya han conseguido cerrar con éxito sus rondas de financiación en Crowdcube pueden resultar muy valiosos para otros emprendedores.
Lucas de Mendoza es el COO de LoanBook, una plataforma de crowdlending que ya ha cerrado dos rondas de financiación a través de Crowdcube: una de 640.000 € en marzo de 2017 y otra de más de 750.000 € a principios de este año. “En el caso de las plataformas de financiación a pymes en etapas tempranas, la valoración se basa en volúmenes de crédito intermediado (anualizado) y también en la generación de ingresos (anualizado). Dichas métricas proyectan flujos de caja futuros cuyas asunciones pueden ser testeadas por cualquier inversor potencial. El múltiplo que se suele aplicar en el mercado es de 10 a 30 veces los ingresos anualizados”, explica De Mendoza.
En este punto, suele llevarse a cabo una comparativa con empresas de características similares (volúmenes, velocidad de crecimiento y años desde su lanzamiento) y se marca un primer rango de valoración. La oportunidad de mercado, el posicionamiento competitivo de la empresa en su mercado natural y el equipo involucrado terminan de fijar la valoración final. “En el caso de LoanBook, la valoración siempre ha sido validada por inversores con un perfil más tradicional, como family offices y business angels”, añade De Mendoza.
George Williams es el CEO de SmartPlant, una empresa que logró 275.000 £ en Crowdcube.com, a una valoración pre-money de 3 M£, en noviembre de 2017. Cuando lanzó su campaña de financiación, la startup tenía 18 meses de vida, 160.000 usuarios y había procesado más de 8.600 pagos a través de la app. La inversión era necesaria para marketing, crear un equipo de ventas y desarrollar la tecnología.
“Ya habíamos hecho una ampliación de capital anteriormente, por lo que quería mostrar un incremento coherente de la valoración con respecto a la ronda previa. A nadie le gusta una valoración a la baja. También hice un ejercicio de benchmarking, comparando mi empresa con la competencia para identificar sus valoraciones”, afirma.
Peter Ramsey es el fundador y CEO de Movem y también consiguió financiación a través de Crowdcube en noviembre de 2017. Su empresa logró 370.000 £ a una valoración pre-money de 2,4 M£. Él también coincide en que determinar la valoración comienza con un análisis de la competencia: “No hay una manera científica de calcular la valoración, pero se puede empezar mirando el tamaño del mercado, las ventas de la competencia, los exits del sector y teniendo un plan financiero sólido”.
Si resulta complicado encontrar otras empresas del mismo sector en una fase similar de desarrollo, siempre puede resultar útil buscar evidencias que demuestren una fuerte demanda de tus productos, así como tu capacidad para monetizar esa demanda. Así lo explica Williams: “Fuimos capaces de mostrar el gran número de clientes que usaban nuestra app y el valor que cada uno de ellos aportaba. Esas cifras son más poderosas que hablar sobre el mercado potencial. Los inversores quieren saber que eres capaz de llegar a los clientes y monetizarlo. Estos datos dan credibilidad a las predicciones que puedas hacer y refuerza la valoración de tu empresa”.
Ramsey también aprovechó las evidencias tangibles para sustentar su valoración. La empresa recibía mil reseñas al mes, tenía actividad en 550 ciudades y había sido nominada a 5 premios empresariales. Todo ello añade credibilidad a la valoración.

Hay quienes afirman que la única valoración válida es aquella en la que dos personas acuerdan vender y comprar. Si nos basamos en esto, establecer una valoración se parecería a una negociación. Williams reconoce que puso a prueba su valoración preguntando a varios inversores potenciales de confianza: “Algunos me decían que era muy alta, mientras otros mantenían que era demasiado baja. No hay una única respuesta correcta, pero preguntar me ayudó a establecer el rango en el que debíamos movernos. Por otro lado, también influyó la opinión de nuestros inversores actuales”.
La opinión de Ramsey es algo diferente: “No creo que sea como una conversación. Para mí, la conversación es interna. ¿Por cuánto estamos dispuestos a vender una parte de la empresa? Una vez lo determinas, vas al mercado y ves si alguien está interesado en comprar a ese precio. Los inversores nunca dirán que la valoración debería ser más elevada. Como en cualquier otro mercado, siempre querrán comprar lo más barato posible”.
Ramsey recomienda a los emprendedores ver la valoración como un viaje: “Una valoración muy elevada en una etapa temprana puede ser contraproducente. Si tienes una valoración de un millón en tu primera ronda, necesitarás subirla en las rondas sucesivas; de lo contrario, el mensaje que transmites a los inversores es que tu empresa no está creciendo como debería”.
De Mendoza también lanza una recomendación: “Toda valoración debe sustentarse en un componente técnico financiero reconocido por el mercado en el que opera la entidad, pero con eso no es suficiente. Es clave poder acreditar que existen inversores que ‘compran’ esa valoración y están dispuestos a poner su capital en riesgo a ese precio. Este último componente ayuda también a tener una estimación de como el crowd puede reaccionar ante una determinada valoración de la empresa”, afirma.
Así, ¿cuál es la clave para dar con la valoración más apropiada? Lo cierto es que no hay una respuesta clara. Se trata de hacer tu propio análisis, demostrar que ya has creado valor con evidencias tangibles y justificar tu valoración con planes financieros y de crecimiento claros. Todo ello te ayudará a dar con la valoración más adecuada.
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